Cada año, el 2 de noviembre, la Iglesia lo dedica a la memoria y oración por nuestros fieles difuntos.
Así, a partir de las 7 de la tarde, tendremos el rezo del Santo Rosario, la segunda jornada de la Novena de Ánimas, y a continuación la Eucaristía.
Dispondremos de un espacio para confesiones.