Tras el inicio de la invasión de Ucrania en la madrugada del 24 de febrero, Cáritas se ha puesto manos a la obra para atender una situación de emergencia cuyo límite trasciende las fronteras de diferentes países en la zona. Una zona en la que se trabaja con la experiencia previa del 2014 desde la que se dispone de equipos formados en ayuda de emergencia.
Así, con una coordinación a través de Cáritas Internacional, España se ha sumado a la respuesta ante una demanda de ayuda que incluye tanto a Ucrania como a los países limítrofes de Rumanía, Polonia, Moldavia, Bulgaria o Eslovaquia, al ser los primeros lugares de huida de una población que abandona el país.
En primera línea, desde Ucrania, se ofrecen diferentes servicios que incluyen puntos de información actualizada, reparto de comida caliente, agua y kits de higiene básica, servicio de lavandería comunitaria, transporte seguro, refugio para personas que no tengan otra opción y programas de apoyo específicos a personas vulnerables (mayores, personas con discapacidad, niños, etc).
Desde los países limítrofes se redoblan esfuerzos para realizar una primera acogida a los refugiados que incluye alojamiento, comida o atención psicosocial; mientras se trabaja en la formación de voluntarios que atiendan a la situación de emergencia, protocolos de protección y salvaguarda, o códigos de conducta.
Desde nuestra tierra, y en coordinación con Cáritas España, la colaboración se realiza fundamentalmente mediante la aportación económica, fundamentalmente por tres razones: Por motivos logísticos, es más rápido el envío de dinero que el de materiales; es más fácil que en cada país se disponga de los recursos económicos para atención de sus prioridades, y se fomenta el producto local en las zonas que se encuentran en primera línea de conflicto y atención.
Además, nuestra Iglesia Diocesana, a través de Cáritas, trabaja para la acogida de 56 miembros de familias ucranianas, entre los que se incluyen niños, a través del Centro de Peregrinaciones del Monte do Gozo, asumiendo un gasto que ronda los 120.000 €.
Por eso, en las Eucaristías de este fin de semana (viernes 1 y domingo 3 de abril) , la colecta va para ayudar a Ucrania a través de Cáritas. Cada aportación económica recibida supone un granito de arena para ayudar a paliar los efectos de una crisis humanitaria que ha obligado al asilo de más de cuatro millones y medio de personas que escapan de la guerra de Ucrania.