Y lo hemos celebrado por todo lo alto, como lo hacemos los cristianos: con una Eucaristía Solemne presidida por nuestro Arzobispo D. Julián, a quien agradecemos que nos haya acompañado en una tarde tan importante.
D. Julián nos ha recordado que celebrar los 250 años del templo es una referencia para toda la comunidad creyente, al tiempo que ha dado gracias a Dios por quienes, movidos por su fe, construyeron este hermoso templo.
Nos ha animado a seguir iluminándonos de un Jesús que muestra su cercanía, tomando conciencia de la situación en que se encuentra cada persona. Un Jesús que nos habla con sencillez, para que todos podamos entender.
Nos ha invitado a podar aquello que nos sobra para que podamos reflejar esa imagen de Dios que llevamos dentro, manifestando aquello que creemos a través de las buenas obras y del amor fraterno. Nos ha invitado a ser una comunidad parroquial acogedora, evangelizadora y abierta a quienes podrían formar parte y sin embargo no están.
El mismo D. Julián nos ha invitado a ser piedras vivas que ayuden en la difusión del mensaje de Cristo, unidos al mismo Jesús como los sarmientos están unidos a la vid, para llenar de esperanza un mundo necesitado de Dios, en un momento histórico marcado por la pandemia.
